De una pequeña familia burguesa de Barcelona vinculada a la pintura y la fotografía, era bohemio y al mismo tiempo un trabajador incansable, un devoto del silencio, la soledad y la oscuridad de su estudio. Influido por los trabajos de fotógrafos como Moholy-Nagy o Alexander Rodchenko, destacó por el carácter innovador de su estilo y la constante experimentación con el arte del cartel, la fotografía publicitaria y el fotomontaje.

A la edad de 21 años, para evitar ingresar en el servicio militar, emigró a Argentina donde tenía un tío, y luego a Uruguay. Allí circuló por el ambiente bohemio local y trabajó como asistente en varios estudios de fotografía hasta que en 1917 regresó a Cataluña.

Las primeras fotos firmadas las publicó en La Jornada Deportiva en 1923. En aquellos años en Barcelona el deporte se convirtió en un espectáculo de masas debido en gran parte a la aparición de la prensa deportiva, que comenzó a ocupar los quioscos de La Rambla. Entre 1925 y 1928 publicó regularmente en L'Esport Català, aunque también diversificó su obra en otras publicaciones donde colaboró frecuentemente durante una década, hasta 1935, entre ellas la revista cultural catalana por excelencia D'ací d'allà.

A partir de 1929, cuando fue contratado como fotógrafo oficial de la Exposición Internacional de Barcelona, la carrera de Gabriel Casas despegó. Además del retrato y los reportajes gráficos deportivos, agregó nuevos desafíos, nuevas formas de mirar y nuevas escenas, y se convirtió en un fotoperiodista versátil y multidimensional. Una década en la que publicaría reportajes fotográficos de alta calidad en los principales periódicos como La Vanguardia, L'Opinió y La Rambla, así como en revistas catalanas.

Entre las publicaciones para las que trabajó destacó su participación en la revista Imatges, que prácticamente monopolizó  junto con Gaspar. Las páginas de este magazine de actualidad semanal son una muestra ideal de la versatilidad y complejidad del trabajo de Casas, una combinación perfecta de reportajes fotográficos de información de actualidad y de la estética vanguardista que dominó en Europa durante este período.

En 1936, en un ambiente prebélico, realizó una de sus obras más famosas: el cartel con un retrato del presidente Francesc Macià y el eslogan Catalanes... que ERC usó, con un éxito rotundo, durante la campaña de las elecciones generales de febrero.

Una vez que terminó la guerra, fue procesado y encarcelado, acusado de colaborar con el Comisariado de Propaganda de la Generalitat y otros medios relacionados con la República. Nunca más pudo publicar de nuevo en la prensa. Durante el franquismo se dedicó a la fotografía industrial y publicitaria. Murió en Barcelona, ​​a la edad de 81 años, tras una prolongada enfermedad.