Más de tres décadas cámara en mano y dirigiendo meticulosamente una de las empresas más sólidas de la fotografía catalana, Josep Brangulí es una figura fundamental para entender los inicios y la evolución de la profesión de repórter gráfico, qué significaba ser corresponsal y cómo hacer que una empresa familiar también funcionase como agencia, para la que sirvieron imágenes la mayoría de profesionales del fotoperiodismo barcelonés. Luchador por los derechos laborales y el reconocimiento de la firma fue también fundador de las primeras asociaciones profesionales.

Las primeras fotografías localizadas con la firma Brangulí corresponden al 1902 en la revista satírica Cu-Cut!, el mismo año en que debuta como corresponsal del diario decano, Diario de Barcelona, donde publicó hasta 1923. Poco a poco ampliaba colaboraciones, hasta que su carrera dio un salto durante la Semana Trágica de 1909, ya que empezó a publicar en el extranjero y a hacer álbumes de postales de las imágenes obtenidas por las calles.

El cambio de década le supuso las primeras colaboraciones en LaVanguardia y un nuevo reto profesional, ser el fotógrafo de La Caixa y de la empresa Construcciones y Pavimentos S.A., responsable de la mayoría de obras de Barcelona. Pronto amplió el recorrido comercial de este tipo de fotografías hacia organismos institucionales vinculados a la Diputación o el Ayuntamiento, para los que trabajó a lo largo de toda su trayectoria.

 En 1911 el diario La Tribuna hace un cambio radical, convirtiéndose en el primer rotativo gráfico de la ciudad. Desde  el principio y durante el primer año, Brangulí consta como fotógrafo en exclusiva para Barcelona.

Consolidado en el oficio y con empresa estable, a partir de 1914 es una referencia en la profesión al obtener la corresponsalía de la prestigiosa Prensa Española S.A., empresa editora de ABC y Blanco y Negro, con unas condiciones laborales favorables y que le garantizan ingresos constantes. Además de las fotografías para informaciones, la empresa ofrecía la oportunidad a los trabajadores de gestionar publicidad o foto noticias de pago a cambio de una comisión.

En 1921, fue uno de los fundadores de la Agrupació de Reporters Gràfics de Barcelona, los estatutos de la cual se firmaron en su casa. Los felices años veinte son la década de actividad más intensa de la empresa Brangulí, tanto en prensa como en encargos institucionales. El enorme volumen de trabajo provocó que empezara a funcionar como si de una agencia se tratara, comprando imágenes a otros compañeros de profesión, por ejemplo Josep Badosa, Ramon Claret o Manuel Mateo. La detallada documentación de la empresa da cuenta de qué días, sobre qué temas y qué fotógrafo las realizó. Sin embargo, al publicarse siempre iban firmadas Brangulí.

Concebida como empresa familiar, a partir de 1928 el patriarca decide que ha llegado el momento de incorporar al primogénito, Joaquim, que crecerá profesionalmente durante los años de la II República, momento en que la familia se centra más en los diarios que en las revistas, mientras sigue con los encargos institucionales. Al estallar la guerra civil Josep Brangulí cubrirá la retaguardia barcelonesa, bajará su actividad profesional e introducirá a su hijo Xavier en la fotografía de prensa. Como otros profesionales, colaboró con el Comissariat de Propaganda de la Generalitat.

Finalizado el conflicto, entregó la parte correspondiente de su archivo de los años 1936 al Servicio Nacional de Propaganda como el resto de fotógrafos, se afilió a Falange y obtuvo inmediatamente el ingreso en el Registro Oficial de Prensa. Continuó con la titularidad de la corresponsalía de ABC y pudo seguir trabajando tranquilamente para otros diarios y publicaciones barcelonesas hasta su muerte.